Hugo Emilio Ocanto

*** No sabía que existías *** - Poema - - Autor e intérprete: Hugo Emilio Ocanto - - Grabado -

Hace veinte años

conocí a tu madre.

¡Era tan hermosa!

En uno de mis viajes al interior,

nos conocimos en un baile.

Justamente se festejaba

el cumpleaños del hijo

de una prima mía.

Me encontraba en ese

momento en el pueblo,

los visité, y me invitaron a quedarme

a festejar el cumpleaños

de su retoño.

Me tomó un poco de sorpresa

el festejo, porque ignoraba

la fecha del cumpleaños del niño.

Acepté muy gustoso.

Fue una maravillosa

e inolvidable fiesta.

Para mí más feliz,

porque conocí

a la mujer que te dio la vida.

Esa noche, nos quedamos

hasta muy tarde.

Me ofrecí acompañarla

hasta su casa,

accedió, pero no llegamos a ella.

Sino a la habitación

del hospedaje donde

yo me había instalado por esa noche.

Danzamos toda la noche,

y nos sentimos atraídos,

hasta llegar a tener una relación sexual.

Al día siguiente,

tuve que partir hacia

otro pueblo, para seguir vendiendo

mis prendas de vestir.

Al año siguiente

de este encuentro,

me casé.

Mi esposa no pudo engendrar.

Tratamos de adoptar

un hijo, pero no fue posible.

Así que continuamos

nuestra existencia juntos,

compartiendo nuestro mutuo amor.

Aceptamos nuestra realidad.

Siempre he sido partidario

de que así sea.

Hoy, te presentas ante mí,

diciéndome que eres mi hijo.

No sabía que existías.

Tu madre sabía que yo

ya me había casado,

porque dos años después

de nuestra noche...

nos encontramos.

Nos saludamos,

charlamos breves momentos...

y ella partió, sin decirme

nada de tu nacimiento.

Lo he ignorado totalmente,

hasta hoy.

No voy a ir a hacia un ADN,

tienes exactamente

las mismas facciones mías

cuando tenía tu edad.

Yo, con mis cuarenta años...

y tú con tus diecinueve.

No creas que no me estás 

dando una alegría.

Lástima no haberme enterado

de inmediato.

Después de pasar esa noche

con tu madre,

me casé inmediatamente,

pero de haberlo sabido,

todo hubiese sido muy distinto.

Pero... he de hablar con mi esposa,

y si Dios lo permite,

te aseguro que has

de tener tres padres.

Te daré mi apellido.

Antes le he de comentar

de ti a mi esposa.

Convérsalo con tu madre,

ahora ella sabe que has

venido a visitarme,

y a decirme quién eres.

Hijo, estás delante 

de tu padre...

Me hace muy feliz tu presencia.

Permíteme estrecharte

entre mis brazos,

hijo querido...

no sabía que existías.

Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto - 23/03/2014)