Se me antoja tanto respirar el aire de aquel humo contaminado,
Se me antoja tanto mirar tus ojos verdes como esmeraldas,
Se me antoja tanto volver a embriagarme en tu ser.
Se me antoja volver a verte y escucharte.
Se me antoja extinguirme en mis ruegos para que me quieras,
Se me antoja tu piel fría de las madrugadas.
Todo tú, te me antojas con tus manías y tus adicciones.
No sé porqué te dije que no, ¡no era yo!
La razón me gobernó y en ese instante me olvide de mi pasión.
No olvido, no te olvidare, eres el Dios del templo que construí,
en él esta tu imagen y mi alma va rezarte.
Yo siempre te buscaré en cualquier vida,
te encontré en esta; te encontré y te perdí,
pero tus ojos son mi guía.
¿Mi alma esta allí contigo observándote?
Ella me dice que estas frente a la pantalla,
¿ves una película, una serie, un documental, un canal?
¿escuchas esta canción que he puesto y me recuerda a ti?
Mi alma esta contigo y caprichosa no regresa a mí,
mi ser te extraña, extraña la podredumbre.
Mi amado Jazziel, mi deseo, mi anhelo,
nadie quema como tú,
nadie arde aquí dentro más que tú.
Y si tú lo supieras no sé si quisieras consolar
el dolor que tu existencia e idea causan en mí.