Ayer me conmovió el censor impoluto.
Me dijo: Tú eres una mentira.
Y pétreo quedé, casi mudo
con su razón tan mezquina.
Soy imagen y semejanza
del supremo magnánimo Dios
la inmortalidad no me alcanza
que Él es eterno por nos.
Planté un árbol de buena semilla
en pos de trinos con sombra
fue por la guerra madera en la quilla
la cruel bomba ni que lo asombra.
Traje al mundo pródigo hijo
para cumplir el mandato sagrado
en mi, Verbo y Sustantivo
feliz de haberlo engendrado.
Se iluminaron los caminos
cuando todo advino en estelas,
quedan aún itinerantes destinos
¡...y ser santificado polvo de estrellas!