Qué bonita y honesta amistad
la de las paredes desconchadas
y los besos. Cuánta hermosura
en la rebeldía de un pez en su acuario
de cristal. Y entre las manos dichosas,
las flores que se disecan. Y lejos
de las margaritas, los lirios,
las brújulas que asombran al mundo.
Esferas como puñales que asustaran
a un bebé, la antigua opulencia arrastrada
por deseos y conchas.
Qué hermosos los cabellos de la casa,
y las mentiras de sus propietarios,
las lidias pertinaces de amuletos contrarios-.
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