La armonía de la felicidad
Todo era lóbrego, se sentía un hado de tristeza, que rodeaba la estancia
De ser una hacienda próspera, que producía productos en abundancia
Facundo maldecía su pobreza, de azadones de ascos de repugnancia
Ver su hacienda convertida en veranos secos, de bolsillos arrugados de sus ganancias
La charca se secó, los árboles perdieron sus hojas y se llenaron de malezas
Se sentía la soledad en la casona, convertida del ayer en una fortaleza
Los jardines se esfumaron, sin dejar rastro de sus aromas y de sus bellezas
Las aves y pájaros emigraron, dejando a Facundo, llorando su lánguida tristeza
Apareció una mañana una grulla, en la charca seca de aires apacibles primaverales
Presagio de prudencia, de algo bueno de señales de amores sentimentales
Una gaviota hermosa, sobrevoló con sus gruñidos y letanías especiales
Un gorrión se posó en la ventana, bendición y amparo de rezos espirituales
La risa y la alegría volvieron al rostro de Facundo, en forma silenciosa
De pronto apareció en el camino polvoriento, una maleta arrastrada por una mujer maravillosa
Las pupilas se volvieron luminosas, su voz era trémula y temblorosa
Reaccionó en forma temerosa, ver aquella dama de vestido elegante, de aires asombrosa
Intercambiaron risas y saludos, de fragancias de olores, guiños en sus miradas
Facundo se presentó y Lucrecia con mirada de reojo, de carcajadas de ecos escuchadas
Siguieron a la casona, flechazo de pasiones amorosas deseadas
El cansancio hizo mella en la forastera, de silencios apacibles, de rostros soñados
Un Tordo alzó vuelo, con su cántico hacia el infinito del firmamento
Presagio de buena suerte, que irradiaba a la hacienda, llenándola de alegría y sentimientos
Lucrecia y Facundo, se volvieron pareja de enamorados, enterrando las cenizas de los dolores y sufrimientos
Los jardines de orquídeas y rosas, volvieron a florecer, llenas de fragancias de sus perfúmenos de juramentos
Praderas y colinas, árboles frutales, reverdecieron con sus bellos esplendores
De la tristeza se pasó a la felicidad con Lucrecia, de rayos y luces encantadores
Las lluvias volvieron y la charca se inundó de grullas, aves y peces, presa de los amantes cazadores
Faltaba el toque de la mujer hermosa, con sus gritos y algarabías, de melodías de soñadores
La armonía los arropó en un hogar con alma y espíritu, de positivismos multicolores
Arrastrando esperanzas de amores pasionarios, tranquilizadores
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga junio 06-2020