Y advino la norturnal circunstancia,
musitando al oído,
en la intimidad de la alcoba, que el amor y la pasión
se entienden a solas, siempre y cuando las ganas,
en el silencio y en la plenitud del conticinio,
se sacien a flor de piel.
La noche y la luna pincelan la primavera
y la convierten en óleos y canteras,
que envueltos en la oscuridad,
prenden la luz de la quimera.
Noche llena que libera
el clímax de la odisea.