Hay que aprender a vivir con lo que va dando la vida y no se conforma solo con mirar...
Él
Él, preludio de un sueño,
que repite su sendero,
así, aprendió a vivir
entre vivos y muertos.
Él, como sueño indeciso,
no lleva rumbo fijo,
no sabe a dónde ir
o donde llegar.
Él, como sueño voraz,
hambriento de tiempo,
de distancia y lugar,
de sonido y silencio.
Él, como sueño veloz,
rebelde y juguetón,
escondite del pensamiento,
antecesor del corazón.
Él, como sueño tenaz,
une razones,
desata temores,
confunde pensadores.
Él, como sueño fiel,
ola de impresiones,
comunicador de traiciones,
sincero e inmortal.
Mi razón de ser,
de amar, de vivir,
porque él,
como sueño, es así.
Me quita o me da,
ni menos ni más,
soy parte de él
y él, parte de mí.