Dayanara Mondragon

Él

Hay que aprender a vivir con lo que va dando la vida y no se conforma solo con mirar...

 

Él

 

Él, preludio de un sueño,

que repite su sendero,

así, aprendió a vivir

entre vivos y muertos.

 

Él, como sueño indeciso,

no lleva rumbo fijo,

no sabe a dónde ir

o donde llegar.

 

Él, como sueño voraz,

hambriento de tiempo,

de distancia y lugar,

de sonido y silencio.

 

Él, como sueño veloz,

rebelde y juguetón,

escondite del pensamiento,

antecesor del corazón.

 

Él, como sueño tenaz,

une razones,

desata temores,

confunde pensadores.

 

Él, como sueño fiel,

ola de impresiones,

comunicador de traiciones,

sincero e inmortal.

 

Mi razón de ser,

de amar, de vivir,

porque él,

como sueño, es así.

 

Me quita o me da,

ni menos ni más,

soy parte de él

y él, parte de mí.