Eduh Siqueiros

Tengo ansias de ti

Lluvia misteriosa hecha mujer,
tus cabelleras mojan mi prados,
emerges en palmeras por el mundo,
mis pasos creativos siguen
tus rastros subiendo tu estribor,
desde el suelo a tu entre pierna,
tú, incrustada en el cráneo del viento
y él agitado, te sacude con fuerza,
llama eterna… eres amor y te recibo,
como tonto, irracional, desquiciado,
desordenado, pero… te busco más,
poco a poco, en quimeras
de pétalos o polvos del cosmos,
en mis despedidas, si te sigo…
y me obligo, a encontrarte
en la coraza de un adiós que mata,
y sin tanta lata, te amo…
alcanzarte, morderte, estar juntos,
en tu mesa, en tu cama, ahora
que mi sangre se inflama,
sangre de mis conductos
donde se deshilvana mi ser,
mi corazón te aclama, y mi cuerpo,
mi hoy, mi ayer, mi siempre…
para eternizarte en mis labios,
sin resabios, sin agravios, sin injuria…
te busco con algo de lujuria.


Tengo ansias de ti, hambre, sed,
como un estómago vacío, sin agua,
sin nada, como un duende
en mi corazón sediento,
sin comida, sin merced,
como un suelo plagado de fisuras,
sin lluvia, tú misma te llamas ansia,
y te llamas agua, tú misma
eres nutritivo alimento,
y mis manos quieren comerte,
mis manos quieren la frescura de tus líquidos,
de esa excitación tuya que las emborracha,
que para dejar de amarte debo amarte más,
amarte siempre, hasta la muerte,
y amarte luego toda la eternidad,
no hay forma de dejar de hacerlo,
mis rodillas tienen ansias de postrarse
y el hambre de ti prensó sus dientes en mi alma,
que yo sólo puedo más que amarte y amarte,
aunque con sed se me deshidrate la paz,
mis ojos ansiosos quieren dormir en tus mejillas,
y mis labios ansían bañarse en tu boca,
si arden mis ojos, mi boca, mis pies,
que mi cuerpo en el fuego te requiere,
si mi alma te solicita con voces en manojos,
¿por qué tanto me niegas lo que imploro,
si por no morir en tu brazos es que me muero?