Como finas dagas que el beso del aura hienden
son tus rojas miradas de amapola,
como gotas de almizcle en el rocío del alba
son las lágrimas de tu encendida corola.
Tus efluvios carmesíes corren como ríos
de lava que fluyen entre cúspides remotas
por los etéreos piélagos del azul cobalto
hasta arrebolar mi corazón que a solas llora.
Los rojos besos de tus apasionados labios
derriten las cadenas que mi amor aprisionan
y sus tenues fragancias se las lleva el viento
como ambrosías que se licúan en las olas.
Tu azulada voz en mis labios enmudece
en el silencioso despertar de la aurora,
cuando el delicado trino de los pajarillos
diluye mis penas en el color de una rosa.
En las alas del viento