No se ha extinguido el fuego en el hogar:
¡quemaba incombustible amado leño!
Delante del rigor de las ausencias
quedaban las esencias,
el más ansiado sueño
y todo lo que puedo desear.
¡No se ha extinguido!, queda por quemar
lo bueno, lo exquisito, lo pequeño…
Estaban invisibles las carencias,
quedaban evidencias:
lo plácido y risueño,
lo más preciado, puro y singular.
Lo bueno, lo exquisito y lo halagüeño;
no pude ni lo quiero remediar,
pletórico por ver tantas presencias,
plagado de eminencias
que es arduo recordar,
por más que lo procuro y pongo empeño.
Pletórico de ilustres transparencias,
mas, con ¿qué los podría comparar?
¿Quimera? ¿Pura magia? ¿Firme ensueño?:
Con arte y desempeño,
dispuestos al azar,
veneros cargaditos de aflüencias.
Con arte y desempeño, los enseño,
y el caudal, incesante al aportar,
en ámbar y en cristal, luminiscencias,
repletas de vivencias
brotando sin cesar,
con la impronta y los rasgos de su dueño.
Brotando de mi sueño sin parar,
de este mundo de fórmula y diseño,
descubro, virginal, las impaciencias,
la voz y consecuencias
incrédulo y cenceño:
¡poetas!, y la leña en el leñar.
Gonzaleja