Guardián De Ángeles

Te trepas en mis deseos

No lo niego, después de tanta trascendencia,
me lo permito, pienso en ti, en tu cuerpo,
en tu parte más sagrada, sin mucha novedad,
pienso en la cualidad que te hace mujer, sí,
pensar con simplicidad me pone inquieto,
pienso en la mitad del higo que el día maduró
y está en su punto, y mi decaída cordura
rueda por los barrancos, y es ahora que me cuestiono,
con mayor fluidez, ¿es perversión o es demencia?,
que por la noche me escabullo en mi conciencia,
desviando mi exceso, pienso en el soso
que sabe apreciar el derroche,
mentecato perverso, que tiene libertad,
y yo tengo sólo negaciones, por honorabilidad.


Mujer, mujer, hay un brillo inusual
en tus labios, y en tus párpados, y en tus pupilas,
ese fulgor inexplicable que no comprenden los cultos,
y escalas, lentamente te trepas en mis deseos,
y en las horas intranquilas me dirijo
hacia arriba de los tejados cerca de tu senos,
como gato maltratado, mujer, te llamas amor
y eres tentación, eres un beso mío con fuego,
el beso que duerme en los hombros del señor infernal,
mi beso que lleva las líneas de una oración,
!ay!, pensamiento cruel e impío que hoy
eres instinto, eres mente… no alma ni corazón,
una inclinación que se transfiere, mujer, al frasco
de tu alma a través de un hilo poco resistente,
dime, ¿qué flagelado te acosa con un silencio
malévolo? tú eres un capullo virgen, inocente,
pero, ¡ay de mí!, donde callan las letanías,
la tentación asalta al anacoreta.