Si la vida de acuerdo conmigo estuviera,
y la distancia me permitiera,
antes de perder tu mirada
en la obscura noche que nos cubre,
podría con aliento desfallecido,
asentar con suave brisa
mi beso de buenas noches.
Y susurrar en tu oído:
que descanses en el suave manto de la tiniebla,
y que despiertes en la fragante luz de tu aurora,
dibujando alegres sonrisas en las hermosas curvas de tu rostro.
Y despierto buscando tu silencio,
buscando tu calor,
el suave aroma de tu piel…
el ausente… aroma de tu piel.