Anoche
mientras observaba la luna
por mi ventana,
un cuervo me visitó.
Acompañándome
en mi fría habitación se quedó.
El silencio que había cesó
cuando el cuervo habló,
por mi nombre me saludo,
mi corazón se estremeció
al escuchar su voz....
Mil historias me contó,
todas ellas de lugares que visitó.
Mi alma se emocionaba,
por cada historia que contaba,
no quería que la noche acabará,
pues al fin tenía a alguien
que me escuchaba y acompañaba.
Cuándo la noche acabó,
el cuervo se despidió,
diciéndome que nunca había conocido
a alguien como yo,
que siempre me tendría presente
en su mente y corazón.
Sin más, con su familia se marchó,
dejándome con una promesa
que alegro mi corazón.
Desde entonces cada noche
miro el cielo,
esperando el regreso
de mi buen amigo el cuervo,
que con sus historias y compañía,
me liberó de varias agonías.