Alfredo Saez

-El egregio bisonte de Altamira-

Egregio toruno bisonte de los valles de Altamira 
bovino de empoderada embestida,
cornúpeta y pastoril acechanza del dragón 
en el reino del cejijunto y velludo Cro Magnon.
Trono cavernícola, tiempos sin armas en filón
ni músculos, ni pieles aceradas, ni grafías,ni ciencia;
dura fue la porfía entre la mínima subsistencia
y la oscura concavidad aceituna de la cueva protectora
que los dioses aún no habían llegado por ahora … 
para perdonar, castigar o salvar de las miserias.
¡Primero el Hombre! su fe y todas sus histerias .
( también, después…) 
Peripecias del rústico bípedo de caireles
donación per se del creativo ritual de los pinceles, 
soplido de roja tierra colorante
sobre el aceitoso alpino mural del trashumante
frio, maloliente y ahumado, el primigenio amante.
¡Bovino de Altamira! Allí están los cazadores 
con trampas y franquicias de pétreos bastiones.
Escucha! quieren atraparte 
que antes inventaron la estrategia de su arte:
imitativo y contagioso.
Líneas abiertas y cerradas, delicadas como nardo, 
claroscuros de milenios mucho antes que Leonardo, 
potencia que luego copió cualquier famoso;
y por toros y palomas, Picasso en desventaja crucial
con los simiescos cromagnones del glacial.
Única humana revolución jamás atemperada
que nunca luego por otra fue superada, 
pragmática su verdad... ¡ellos no se extinguieron! 
Estética con dramáticas bellezas, festín de cancerberos
desde mentes fabricantes de herramientas 
acaso solo recicladas en anales y sus mentas.