Cuando sienta perder la calma,
solo tu corazón me aliviará,
pues tú lo guardaste aquí en mi alma,
y aunque el dolor me desarma,
mi memoria se salvará.
Solo ella lo logrará.
Con los ojos empapados de dolor,
y las mejillas cubiertas de color,
la dibujabas en un simple papel,
pero ella prefería un lienzo,
hecho con tu mejor pincel.
Ella soñaba ser tu inspiración,
pero era otra,
la musa de tus cuadros de colección,
te miraba haciendo arte,
aunque le dolía sentirse aparte.
Te miraba con tristeza le decías,
porque ya no alegraba tus días,
en su alma algo de pronto perecía,
y aunque dolía ya nada importaría.
Subió a la montaña más alta de su mundo,
y gritó con fuerza,
que le dolía la cabeza
de tanta vergüenza,
se despojó se sus anhelos,
y recordó de pronto a sus abuelos,
y pensó que no valían las quimeras,
que era mejor decir palabras sinceras.
Aún le arde el pecho de dolor,
porque fue tierno y delicado,
porque le duele no tenerlo alado,
porque le pesa que la luz de su alma
se haya fulminado.
Y aunque en sus ojos lágrimas no hay,
siente un nudo en la garganta,
cuando de la cama se levanta,
el corazón se le vuelve diminuto,
porque sabe que él no está muerto,
y ella le guarda luto.