Sentía frío y se encontraba totalmente
aturdido,
solo, incómodo y abundantemente
desesperado...
Un cúmulo de imágenes soporíferas
entraban en su cerebro,
meteoros astrales llenos de somnolencias,
cansancio abrasador e hipnótico.
Su desgana maltrataba la pereza
fraudulenta de ese instante de total
decadencia;
de negrura maloliente...
De locura que iba brotando
en el estraperlo de su conciencia desgastada
por las vibraciones de aquel efímero y
pendenciero momento inexplicable,
pero oportunista y abrasador.
Escoltado por un desdén
de situaciones ilógicas,
desmanes incoherentes,
ojeadas belicosas,
se desmoronaba en un abrir y cerrar
de ojos,
viendo el deterioro fogoso, bárbaro,
de su sentir...