Solo con mi esqueleto y mis arterias
a la sombra como sapo de otro foso,
que se asoma al verano tan ruidoso
entre miles de insectos y bacterias.
Que saltan y atropellan sus miserias
como en otro delirio bullicioso,
que inútil y febril es mentiroso
ante el asco que dan las periferias.
Da igual, en la ciudad somos insectos,
que sin fe no podremos apreciar,
cansados de peleas y querellas.
Si bien con estos cuerpos imperfectos
no alcanzamos a ver ni disfrutar
un cielo azul abierto a las estrellas
Claudio Batisti