Escribir por escribir XLVII
Depresión
Ella se percibe fea.
Ella misma no se quiere,
se abandona, ya se apea;
solo piensa en que se muere.
Cree que solo muriéndose
hallará la salvación,
no recuerdo verla riéndose
tiene roto el corazón.
Pasan los años y nada,
nada cambia, ya no sueña,
se ha marchado ya su hada
y no espera a la cigüeña.
La soledad es su amiga,
un libro su confidente,
le ha crecido la barriga...
Todo lo ve decadente.
Salir al trabajo es duro,
según ella la marginan,
ha levantado un gran muro
ella y su amor se confinan.
Quiere del mundo alejarse,
- Trágame tierra ella grita.
Piensa un día suicidarse
no sentirse más proscrita.
Ella lo siente y no es cierto,
sus amigos sí la quieren,
su padre está boquiabierto,
los sobrinos la prefieren
y ella se ve otra vez fea.
No cree encontrar salida
comienza a sufrir disnea
camina muy aturdida.
Un buen día ella decide
acabar el sufrimiento,
no lo piensa, no lo mide
y compra un arma al momento.
Cree que llegó su hora,
que por siempre será libre,
no sé ve triste, no llora.
Y un arma de gran calibre
en el callejón estrena.
Se la compró a un drogata
para acabar su condena,
la de una mujer mogata.
Se dispara a la cabeza,
pero antes tiembla y murmulla,
parece un delirio, reza.
Suena el disparo, ella aulla.
La moraleja nos deja
otra historia otro mensaje,
una sabiduría añeja
envuelta en letras y traje:
Siempre una salida existe
aun siendo raro el destino,
levántate si caíste
que te espera algo divino.
Un beso y una flor
Alfredo Daniel Lopez
09 - 06 - 2020
Barcelona - España