Esta noche luces radiante, con tu blanco velo ocultando tus hermosos cambios,
he sido ingrato al ignorar tu presencia y por ello en memoria de nuestro pasado te dedico estos versos...
Tu! Me viste nacer,
me viste crecer,
me viste llorar,
me viste reír, sufrir, disfrutar.
Tu! con tu sabiduría aconsejas mi alma,
con tu presencia me calmas los latidos de vida.
Tu! Amiga mía, que lloraste más de una vez junto a mi lavando mi mente de pensamiento negativo,
No acaricio tu cuerpo, pero soy feliz al saber que no hay noche que no estés.
Amiga mía,
vieja amiga,
se que no abandonas
pero
porque te ocultas?
abeces solo parece que te alejas y me ignoras.
Mi alma posee un lugar obscuro y solo cuando estoy contigo consigo revelar lo oculto, algo más cada día diferente.
Yo, tu amigo,
que entre vinos, una vela, tu y tus brillantes amigas escribo estos versos en tu nombre.
Muchos que presumen verte bella cuando asomas en aquel horizonte,
yo que he visto ese hermoso arcoiris que te rodea en tu punto más alto.
Esas frías noches que haz llorado empapandome por mi ausencia en nuestras citas, tu ley del hielo por días abeces semanas.
Tu! Amiga
vieja amiga, que me enseñaste el amor y comprometiste mi corazón embolviendolo en una ilusión con ella, sumergiendo mi corazón en un futuro que solo era mi fantasia,
sufrí quizás por tu culpa,
tus celos,
o por la mía al no negarme.
Bajo tus ojos me viste llorar al quitarme parte de mi corazón,
el caucho esférico de aquel motor lo maltrató, en mi chaqueta su aroma a muerte,
su alma, quizás contigo.
Tu, viajas diario y sin descanso, conoces el mundo pero pocos realmente te conocen,
te estudian, te analizan, te exploran pero no saben nada de ti, quizás yo sea quien descubra tu lado obscuro.
Tu, mi mayor confidente, mi mejor amiga, mi vieja amiga,
Temo ese momento en que mi alma decida empacar e irse a tu lado.
Amiga, pareces verdugo de mi felicidad, te noto ausente aunque te vea, ahora me siento solo, eres buena, misteriosa y quizás conmigo un tanto ruda.
Hoy! Ocultándome de un luminoso cielo bajo una palmera, al borde de tu bello mar, mis dedos ocultos en la arena, mi alma desnuda, te ves tan cerca, tan cerca, que creo poder tocarte,
pero
estás tan lejos que solo puedo verte, tus caricias se deslizan delicadamente por mis pies, me agradeces sin palabras, tus sollozos al oírme recitar los poemas a tu nombre escritos por mi pulso me conmueven.
Vieja amiga,
hace mucho no te veo en el mar, abeces nado profundo intentando buscarte, se que estás más allá de las nubes, no sé si logre algún día poder acariciarte, pero por ahora me queda tu belleza, la curiosidad de ti y tu compañía.
Tu, mi mayor confidente, mi mejor amiga, mi vieja amiga,
yo, el hijo de la noche y el amante de su guardián, tu viejo amigo.