Demasiada profunda para ser un simulacro de un rasguño,
la cicatriz la puede ver todo el mundo,
mi orgullo, mi buque insignia en esta ascosidad,
la representación de desafío a los indignos
Privado del derecho de hablar te burlaste
de mis intentos por caminar tu cuerda floja funesta,
tus carcajadas sarcásticas, muestra de tu perversidad,
resonaron mientras caí en tu abismo de turgencia
El camino que habíamos trinchado con dedos rotos,
lo abandonaste cual niño huérfano,
borrado por el derrumbe de arengas egoístas,
que predicabas con auto-complacencia
Sin embargo, mi cabeza sobre tu estatura la levanté,
un martirio que tu impotencia desacreditó,
mi estandarte ondeando sobre tus torres,
tu retirada desnuda de tus engalanadas alas
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La foto por cortesía de Jérome Coppo