Que con rabia alucinada
tú me desprecias y me odias
y no ves más ciertas formas
por tu cólera atestada;
que me escribes y lastimas
sin piedad ni raciocino
gritando desde tu instinto
maldiciones que sí estimas;
me abandonas y descubres
procurando tanto arruinar
tan completamente a mi amar
y a tus vicios y virtudes;
muy a mi ira, que la liberas
dándome tu poca piedad
contra mi sueño y potestad
nada más por mis estelas;
¡Mas tu rabia exacerbada
con tu maldición inscrita
deja en prueba lo maldita
que es tu vida condenada!