David A. Rosenthal

El Hebreo

Caminante errante va el hebreo
con una vara en su vieja mano.
Sus cabellos son blancos como
el cielo y el hielo.

Sus recuerdos son claros.
Sus labios son rojos y sabios.
Sus pestañas son de oro.
Pero, sus primos y hermanos
lo han dejado solo.

Es el caminante errante hebreo
en un mundo insincero, un solo
destello de su pueblo. Solo y
abandonado va sin rumbo claro.

Amanece en verdes rocíos y anochece
bajo incesantes pálpitos. Es en verdad
hombre y leyenda a la vez. Vive y muere
por el olvido y se encuentra inmerso en
candidez.

Es el alma del hebreo una sola con su
pueblo. Es su sed de esperanza más
que su plato de lentejas medio vacío.
Es su sentir de andariego más cercano
a su paso, que su último destello.