Desde el exilio
Abro puertas y ventanas
Que estaban selladas,
Invito al sol de Van Gogh
Y al viento verde
A que sigan,
Un rayo tenue
Descubre el polvo lento
Y viejo que flota en el aire,
Mi cuerpo marchito
Despide un olor
A prisión
Y desde la penumbra,
En un rincón
Del patio abandonado
A la maleza,
Esa presencia eterna
Cierra de un golpe los postigos
Mientras desde mi silla
Veo el cielo azul
Que se borra.