Los hunos y los otros
vuelven a las barricadas,
se arrullan las palomas,
se enrojece el cielo,
sonríe el demonio burlón,
despertaron viejos odios.
Pervertida la concordia
destrozaron lo más bello,
por egoístas ambiciones,
ya no descansan los caídos,
son munición de batalla,
ya no hay paz para nadie.
Intentas hablar con ellos
y nadie escucha tu voz,
ya suenan cornetas roncas,
nadie escucha a nadie,
me siento solo en medio
contra esto y aquello.