Por cada palabra no dicha hay un ave que se escapa de su jaula, por eso el cielo está lleno de aves errantes que no saben donde ir.
Y cuándo el alma no sabe que decir todo se convierte en nada, el tiempo se termina, y luchas contigo mismo, y no sabes cómo te sientes, sólo sabes que estás mal, y se hace de madrugada, y no puedes dormir, te angustia que pasen los segundos, y las pastillas no ayudan, observas las viejas fotos a la luz de la luna, y todas tienen una historia, escuchas su voz y tus palabras que se quedan atrapadas, y la aguja de tu reloj retumba cómo martillazos en tu cabeza...
Cuándo el alma no sabe que decir recurre a las palabras que se quedan cortas, y se nos cae el alma por los ojos pero las palabras no salen y de pronto ya es de noche, y el corazón empuja, y bebes agua para calmar tu infierno, y el nudo sólo crece en tu garganta, y te ahogas, y al final llegan las palabras pero nunca son las que quieres escuchar.
La muerte prematura viene cuándo los pulmones se llenan de palabras que nunca te has atrevido a decir.