AÑO 2020
El miedo nos consume y no se nota
cuando agallas no faltan para el frente
porque hierve la sangre y de ella brota
la obcecada pasión impresa en mente.
Nos derrumba lo incierto y no se agota
el reflejo de luz allí presente
en la cima del humo cuando azota
al tornar a lo blanco en un demente.
El fracaso despierta en las miradas
un silencio voraz y el ruido a ciegas
retumba en el cristal en madrugadas.
Así se vive hoy, no son entregas
los aplausos en calles empedradas;
el consuelo se extiende entre colegas.