Y se dió lo que más un deseo de tener entre sus brazos a su hijo nuevo, pero, sólo quiso ser una mujer que amó a Fabio Cazuela y con todo su amor. Y nace la hija de Zoila de la Cruz, Fecunda de la Paz, nace con un mal incurable con el mismo amor entre Zoila de la Cruz, y Fabio Cazuela. Fecunda de la Paz, tuvo un hermano que se llamó Humberto de la Paz, Jr., entre Zoila de la Cruz y Humberto de la Paz. Pero, Fecunda de la Paz, creció en un ambiente bueno, entre las dos haciendas que colindaban juntas. Fecunda de la Paz, era rubia y blanca, en cambio su madre una morena de ojos café, por su padre Fabio Cazuela que era rubio y de ojos café también. Y Humberto de la Paz, era de piel blanco con ojos y pelo castaños. La niña siempre le reprochaba eso, de que ella era rubia y ella no. Pero, todo hasta el momento había salido muy bien. Hasta que creció la niña, como toda una señorita y se enamoró también de un pobre cafetero del pueblito de Yauco, llamado Juanchito. Juanchito un muchacho me dio alocado, porque sólo era un joven salvaje que viajaba por el monte, iba y venía, y se veían siempre después de la verja de cemento por el acantilado. Y siempre hablaban de todo allí, hasta que en una mañana, la niña no amaneció allí en la hacienda “La Estocada”, cuando de repente, sólo buscaba una cosa, sexo con el joven Juanchito. Y Juanchito también le agradaba jugar como dos niños a amarse. Y la niña de Zoila de la Cruz, pasó a ser una mujercita de la noche a la mañana. Cuando en el albergue de su pobre corazón crecía más y más. Cuando amaba más a Juanchito. Y Juanchito tan inocente no se percató de que eran de clases diferentes y que en el alma se electrificó más el combate de amar más a Juanchito. Y era como el de soslayar la vergüenza que le daba la niña a Zoila de la Cruz, cuando era comidilla social, como lo que ella fue un día. Cuando en el ambiente se dió una fuerza de amar, pues, lo llevaba en la sangre, y sin saber nada. Y Fecunda de la Paz, había nacido en el día de la boda de su madre Zoila de la Cruz, pues, en el tiempo sólo descubrió que el velo no existía si se amaba realmente, si no había tiempo para celebrar una boda, perdiendo el tiempo en tonterías, se decía Fecunda de la Paz. Cuando en el tiempo, se dió lo que más corría, cuando en el viento se daba el más frío en la piel, por haber tentado la piel en amar sin casarse a tiempo. Y era Fecunda de la Paz con Juanchito, entre aquellos granos del cafetal. Doña Ramona y Don Gregorio se habían muerto, pues, el tiempo no les dió compasión de pertenecer a la vida por más tiempo. Cuando en el tiempo se cruzó por la manera de amar viendo el terror de llegar a la hacienda “La Estocada”, de noche y siguiéndola el Capataz Santiago, tan viejo, delgado, pero, aún fuerte. Y yá sabía que en la sangre llevaba el pecado de la madre y sin saber nada. Cuando en el albergue de su corazón tenía el coraje de ser y de sentir. Cuando en el tiempo, sólo se dió el coraje de vivir y de amar sin poder casar el cuerpo, sólo que el alma era libre como el mismo viento. Y sin querer más, sólo reflejó el mal comienzo, de volver a amar. Y cruzó por la verja de cemento, y más por el acantilado. Vió el mar y más los frutos de la vendimia de Don Gregorio, su abuelo. El cafetal estaba lleno de granos de café. Y la niña, Fecunda de la Paz, como hija de Fabio Cazuela, le hizo una propuesta a Juanchito entre aquellos frutos del cafetal. Y que los hurtara y los vendiera para vivir y sobrevivir de aquella pobreza que lo mataba. Y Juanchito, ni astuto ni perezoso, sino lerdo y tonto, le dijo que eso no estaba bien. Y ella, Fecunda de la Paz, le contestó sí está mal, pero, es de la hacienda de mis padres y no se molestarán. Ésta vez, el Capataz Santiago, les hace un alto. Los lleva junto a Zoila de la Cruz y a Humberto de la Paz, para que dijeran la verdad de todo y por todo, y con las manos llenas de granos de café, sólo expresaron la verdad. Y se tomaron de las manos los dos y dijeron la verdad de que se amaban tanto entre aquellos arbustos del cafetal, y Zoila de la Cruz, cayó en cuenta de que la niña lo llevaba en la sangre y que hacía lo mismo que ella con su padre cuando jóvenes. Los dos se miran a los ojos y desean decir la verdad también, pues, la niña se lo merecía. Pero, se aguantaron como padres. Solamente se le permitió a los dos ser novios, las cosas cambiaron y ellos yá sabían del amor verdadero y que no querían cometer el mismo error como ella lo hizo cuando joven. Cuando en el instante se debió de amarrar al amor verdadero y tan real como el de Zoila de la Cruz con Fabio Cazuela. Pero, esta vez cambió todo, cambió la forma de tratar al pobre, cambió la forma de amar, y cambió la forma de subsistir. Fecunda de la Paz, lo merecía, que le dijeran la verdad, pero, para cuando eso, ella sería mayor de edad y estaría casada y con una mentalidad super poderosa para poder entender lo que su madre hizo cuando de joven y lo que ella apuntaba a hacer. Cuando en el instante se debió de haber amarrado a la mala situación, cuando en el ambiente se dió lo que más quiso, ella, Zoila de la Cruz. Cuando en el reloj se dió lo que más quiso ella, ser autónoma del delirio, y del frío que le acechaba a ella, cuando de joven sólo quiso amar sin importar nada más. Y fue Zoila de la Cruz, la que se casó con Humberto de la Paz, y todo porque su verdadero amor murió. Cuando quedó sola y herida y abatida, cuando sólo el destino se abrió de tiempo y de horas accesibles en demostrar lo que sucedió cuando en el libro de la vida fue como abrir el libro y leer las páginas. Pero, sólo ella quiso ser como un suburbio de las ocasiones. Cuando ella, Zoila de la Cruz, se debió de automatizar lo crudo de la realidad. Cuando en el ocaso frío, se debió de realizar un calor, pero, cuando llegó a amar lo que más se dió fue un total escalofríos. Y era Zoila de la Cruz, la que debió de amar, fue triunfante y coloquial, cuando en el alma, se debió de amar lo que entristeció cuando no pudo ser ese amor pasional, pero, sí, imposible. Cuando en el aire se debió de entretejer lo que más dolía en el alma a ese amor tan imposible. Cuando en el corazón se llevó hacia la misma eternidad, cuando en el amor de Zoila de la Cruz había triunfado por amar y por vivir, pero, no de la triste muerte. Cuando en el silencio, sólo se dió una sola oportunidad, de poder vivir, cuando en el desenlace, se dió lo que más supo de amar cuando liberó su alma, diciéndole a Fecunda de la Paz, toda la verdad. Y de haber vivido en contra del desamor y de lo imposible de amar y de no poder vivir junto a su amor, que para aquel tiempo era Fabio Cazuela, un pobre hombre que hurtaba del café de los padres de Zoila de la Cruz en Yauco. Y prosiguió la conversación cuando ella, Fecunda de la Paz, le creyó lo que nunca un amor de tiempo y de soledad y de enfrentar el corazón en tiempos de amor, cuando en el coraje por amar se debió de hasta matar por el verdadero amor. Estaba en el 1910, y era una jovencita enamorada de la vida y de Juanchito. Y fue Zoila de la Cruz, la que quiso expresar toda la verdad, pues, para que fuera una gran mala situación en el futuro, sólo ella creía en el amor tan verdadero como el de Fecunda de la Paz con Juanchito, entre aquellos arbustos y granos del café y como el de ella, Zoila de la Cruz con Fabio Cazuela. Y se hizo lo que más un juego de amor, cuando en el ambiente, se dió lo que más cruzó por la verja de cemento y por el acantilado en el litoral de Yauco. Era la hacienda “La Estocada” la que quiso ser testigo del verdadero amor entre Zoila de la Cruz desde hace muchos con Fabio Cazuela y ahora era Fecunda de la Paz con Juanchito. Y no sabía que el delirio se veía en manos de la vil pobreza cuando la alta sociedad se dió un amor como nunca antes visto, ni mucho menos sentido entre aquellos arbustos de cafetal. Cuando en el aire se dió lo que más se dió un suspiro como el respiro de haber respirado el olor de aquel hombre en que ella amó tanto. Y todo porque el deseo se dió como un gran final y no como un principio.
Y se iba a casar la niña de Zoila de la Cruz, Fecunda de la Paz, cuando en el alborada ardía el sol siniestro, y por un sol que derretía hasta el hielo. Las gaviotas hacían vuelo y las aves trinan en una mañana presuntuosa y esplendorosa. Un cielo hermoso, y una mirada en los ojos de luz y de felicidad, él, Juanchito yá laboraba para la hacienda “La Estocada” y para la hacienda de De la Paz, cuando el amor reinó por amor y no a conveniencias, como el casamiento de ella, de Zoila de la Cruz con Humberto de la Paz. Y si reinó el amor y la pasión como nunca antes. Cuando en el ambiente se dió lo que más quería que un amor se edifique y se convirtiera en un soporte en verdad. Y si era el casamiento de Fecunda de la Paz, cuando amaba a Juanchito, y se iban a casar, pues, los padres de ella, aceptaron el enlace, cuando en el alba se dió lo que más, un amor como nunca antes. Cuando en el alma se dió como un adiós que nunca se dió. Y se prosiguió de repente, que fuera como el aire que le trajo el aroma de Fabio Cazuela en medio del matrimonio de su hija, Fecunda de la Paz. Cuando de repente, salió una joven por el altar llevando en su ajuar un traje de novias elaborado en tul y satín. Y un velo largo como en el día de hoy se arropaba a todo un cielo por nubes blancas, cuando en el desierto la magia de la luna era como el del cuarto menguante. Y era Fecunda de la Paz, en el año 1910, cuando por la iglesia paseaba ella, sin velo y embarazada de Juanchito. Con la única diferencia de que no se le notaba en nada, el embarazo. Y caminó por la iglesia dando vueltas hacia la Eucaristía donde el padre bendecirá tal unión. Y se lo confiesa en el mismo día de su boda, de que no era virgen y que pronto sería abuela, a Zoila de la Cruz. Y Zoila de la Cruz, sólo se llenó de felicidad al saber de la buena nueva, cuando en la iglesia pidió perdón y misericordia, cuando de repente, vió el techo de cristal, cuando por poco la felicidad se volcó al tapar la virtud de su hija con Juanchito. Y Fecunda de la Paz, salió airosa y feliz en esa misma iglesia que un día su madre, Zoila de la Cruz, pasó también por ella, para casarse con Humberto de la Paz, y embarazada de ella, de Fecunda de la Paz, y que la tuvo en ese mismo instante, después de que el padre bendijo tal unión entre Zoila de la Cruz y Humberto de la Paz. Y Fecunda de la Paz, lo sabía todo de que ella había nacido en esa iglesia, pero, no de que Humberto de la Paz no era su verdadero padre sino Fabio Cazuela. El que desde el más allá, lo controló todo para hacer de la vida una tan diferente. Y fue Fabio Cazuela, el que la amó desde su interior cuando quiso que ella, Zoila de la Cruz fuera realmente feliz.
Y la misma historia con un final tan diferente, pero, el mismo amor cuando Fabio Cazuela, revivió en su hija como una forma de atraer el amor, la honra y la virtud del verdadero amor. Sólo le dijo Fecunda de la Paz a Juanchito, “te veo como siempre entre los arbustos del cafetal de la hacienda “La Estocada”, y los dos bajaron por la verja de cemento y cruzaron por el acantilado hasta verse y amarse bajo el mismo sol que Zoila de la Cruz y Fabio Cazuela, entre la vendimia de café de la hacienda de Don Gregorio.
FIN