Así como hacemos cosas que carecen de importancia
a veces hacemos otras que lastiman,
o callamos tanto que después se olvida,
y seguimos sin querernos menos, sin reprocharnos nada.
De qué manera cautivar un corazón
sin el coraje de hacer lo que haga falta,
cómo arrebatas un suspiro de ilusión
que sacuda el hastío que lentamente mata.
Se van consumiendo los momentos
alejados de recuerdos que no alcanzan
a poner en nuestra boca sentimientos
soportados por un cuerpo que no aguanta.
Así como desvías una mirada,
así como se frena un consuelo,
con esa tibieza en el alma,
con torpeza que tumba a los suelos,
nos queremos cada vez un poco menos,
resintiendo no valer esa batalla.
Si te quedas contemplando el alba,
contando con latidos el tiempo que pasó,
si tu refugio ante el temor es solo calma,
llegará el momento de ponerse el sol.