Callo para evitar un desencuentro
Y huyo para cambiar el panorama,
Pero pasan los días, y una flama
En lo profundo de mi ser encuentro.
Mis lágrimas no fluyen libres y entro
En la caverna del silencio. Llama
Mi corazón, mi corazón te llama
A descubrir la herida que está dentro.
¡Oh silencio! sirviente me declaro
De tu hechizo; tu fuerza me derriba
Y la cerviz te inclino en desamparo.
Mas, si permites que mi mudo llanto
Lejos vuele, prometo ser la viva
Estrofa de tu voz, que calla tanto.