Elevo alabanza a Dios
Por tu vida padre mío,
Porque fuiste buen capitán
De nave a la deriva
En fuertes vendavales de esta travesía.
Que fácil es hablar de un número
Contados los días parecen nada,
Pero cada día tiene tiempo valioso
Es por ello, tu presencia a mi lado, yo valoro.
Lograste suscitar valor en navegantes abatidos
Te forjaste guerrero en medio de luchas,
Ejemplo de aprendices inexpertos
Sucumbir ante naufragio enseñaste:
No es, en ningún modo, opción en la vida.
Quien mal te juzga es porque ignora
Tus avatares tempestuosos,
Tus lágrimas, fueron rocío sobre la siembra
Procurando rosas entre los espinos.
¿Quién superarte puede, quien de todos tus hijos?
¿En fe, arte, valía, conocimiento y sabiduría?
Siendo Dios tu baluarte y tu guía
Ceñido fuiste con laurel de triunfo.
¡Es cierto, Dios cambia vidas!
Revestido en su gracia fuiste luz,
Yo como tú a Él sometido estoy
Dejaste en mí el legado de fe.
A tu tumulto no traigo más lágrimas
En cambio traigo honra a tu memoria,
Vigentes ante el altar estuvieron
Las plegarias de mi madre y las tuyas.
He aquí, un siervo más a los pies de Cristo,
Tal fue el anhelo; Servidor de Cristo soy,
Como tú, querido viejo.