Esta noche he sufrido el más crudo de los gestos,
sin pensarlo dos veces me has herido tanto
que hasta la vida me da miedo.
Has limpiado con mi piel tus suciedades,
has causado otra vez mi crucifixión,
mi pena ha vuelto, mi alma ha muerto.
Se burla de mí, la sombra de aquel inolvidable;
he sentido una cuita tan inmensa
que hasta el morir seria alivio.
¿Que estrella no bajé para obsequiarte?,
¿acaso quieres a los ángeles postrados
y que hasta el demonio sufra con tu risa?
Acudí al sometimiento de tus besos
y el aire envenenó mis pensamientos,
para vengarse de mis deseos.
Recordé aquella madrugada serena,
el ósculo que te robé entre sueños,
los días en los que sentí tu espasmo.
Recordé el ayer, los segundos de ahora
el día atroz de tu desprecio,
mis sueños de profecía y tu locura.
¿Estás bailando el vals acompasado?,
que ironía, creo que las sombras
no se brindan a hacerme compañía.
Duele a cientos la soledad, demasiado,
suplicio exorbitante del alma,
solo se esparcen mis lágrimas secas.
Me repudia este instante desgraciado,
supuran tus asquerosos días,
hieden mis heridas.
Es que me canso de vivir,
me canso de mendigar migajas,
de esperar la última aurora para verte a ciegas.
Has nublado hasta mi última frontera
y a estas horas mientras ríes,
yo me estoy muriendo.
© El Yarawix