Meylen HirasĂș G. M.

Culpable

Si por frágil y astuta

me considera usted

indigna del bello arte,

para condenar,

no está a la altura.

 

Nos condenan y amenazan

sin compasión sublime,

cuando es culpable usted

como yo, al intentar desear.

 

Quizá más lo sea yo

por consentir su sutileza

que con astucia me convenció.  

 

¡No respire la pureza

de esta alma con sueños!,

pues sabe escapar a
menudo de toda desgracia.