Se nos enquistan las dulces costumbres
esas muy bien diseñadas y heredadas
esas que nos auto inyectamos
por el auto placer
y por auto complacencia
Para salvaguardarnos
de ésta realidad chocando narices
la preferimos brillante,
sin manchas ni quejas
La queremos perfecta,
en el cielo y de fiesta
Ah pero que triste,
que triste si la doncella
aluniza marchita de penas
Todos voltean pero es su pena,
es su angustia y cruz,
y nadie quiere cargar las ajenas...
La Habana, Cuba
Isis Marilys Alvarez Silva
3-06-2020