Empezando con mis uñas,
tumbas parciales de mis terminaciones
nerviosas, donde se ocultan las cutículas y las membranas,
y las arterias desdibujan
su presencia, y en que las venas, moribundas,
acceden a capas inferiores de la dermis.
Son mis uñas, archivadores de rótulas, antiguos
muslos por su ímpetu doblegados, tortugas
tan lentas sólo bajo tierra.
Pezuñas sustanciales que completan su formación
lejos de tetas maternales, vientres o abdómenes firmes
no intervienen
en su excavación subterránea y sanguínea.
Galápagos inmensos, islotes llenos de flemas,
mis uñas son inciertos paisajes terrestres, que
increpan y blasfeman contra una divinidad letal
que deja solos a sus hijos y los marcha-.
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