Tengo grabado en mi memoria lo que pronunciaste aquella noche
aunque...¿sabes?
No me duele recordarlo, al contrario
valoro ese instante y lo conservaré hasta
el final de mis días.
Sigue existiendo en mi el enigma de tu mirar
tus ojos color marrón que me apetecían más que el café mismo,
y de tus labios rojos, semejantes a una flor fresca
y esa sonrisa que volvía locas mis pupilas y que aun transciende en mi mente.
Tus recuerdos yacen sobre mi y crece la incertidumbre que dejaste.
Me refugio en que estoy segura que no tenías la valentía
de decirme que en realidad me amabas
y que no era posible el estar junto a mi, porque ya tenías contruído tu camino
Odiame o amame
corre el riesgo de mezclar ambas emociones
aunque juntas formen un acto disfuncional
Atrévete pero, por favor, No me ames, no me odies
Matáme de amor con tu mirada y seamos cómplices una vez más.