Axel Dueñas

Las tardes melancólicas de mayo

Las tardes melancólicas de mayo

cargan sabor a besos y epazote;

Afuera el cielo es nube gris, rayo,

y comienza a llorar el ciricote.

 

Los besos recibidos en la infancia

de los sinceros labios de mi madre

desembocan, desnudos, a la estancia,

y consigo la imagen de mi Padre.

 

¡Qué bella placidez mi casa tiene!

¡Qué suaves los perfumes de sus flores!

¡Ya recibe sin prisas al que viene

y lo llena con dichas y primores!

 

La mesa de mi casa llena está,

llena con sopas y caliente guiso,

y así, si dios lo quiere, seguirá,

Y si no, pues será que no lo quiso.

 

La lluvia percutida y lenta suena,

las ventanas suspiran con sopor.

Mi familia prepara ya la cena

y la estancia es un vaso de rubor.