Un sin fin de congojas
de tristezas y penas
hacen cola en la puerta
de mi existencia incierta.
...Les abro, con un rictus de dolor,
las mando a entrar, son mis amigas,
viejas camaradas que por esta vida
me hacen compañía.
Paradógicamente
curan mis heridas...
Si me dejan clamo,
clamo por su vuelta...
Oh ven, pena mi amiga,
no me dejes solo
con mis alegrías...
Sin ti yo me muero,
ven pena mi amiga...
Oh tristeza amarga,
endulza mi vida...
Oh congoja, endecha
triste melodía...
Oh ven pena,
dulce amiga mía...
R. Gruger / 1963