Tantos sueños de colores que en su mente dibujaba,
y aquel retrato de estrellas que noche a noche pintaba,
se esfumaron para siempre mientras la guerra explotaba,
su gran luz y su esperanza con disparos se sellaban.
Su fusil era impotente, y la sangre derramada
imploraba la venganza por la muerte despiadada;
¿Qué es aquello que se esconde tras el fuego y la
emboscada?
¿Donde iría su sonrisa, los sueños que derrochaba,
el renacer de su vida, amanecer del mañana?
Entre ojos vigilantes, en silencio meditaba,
ocultando la alegria con el fusil a su espalda.
En la noche de su muerte , la tragedia embargaba
de tristeza las garitas, donde el viento se estrellaba;
fiel refugio de su mente, cuatro muros que amparaban,
que rieron aquel día en que en soledad cantaba;
bajo lunas tan brillantes, bajo noches tan nubladas,
al calor de una fogata, su fiel mirada alumbraba.
Huérfano para siempre, su fusil yace en la nada,
la violencia que aniquila no conoce de esperanza.
Hoy, recuerdo en este instante su figura camuflada
lejos ya de la rutina de la muerte por la patria.
© DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS - JOSE L . ARANGO H.