Amalia Lateano

ATALAYA

Aquí yace por ahora, mi silencio.
Se acentúa. De mí, surge la roca
donde el doliente imán por lo que toca:
se vuelve por la sombra ,que presencio

de mi bajel errante, que sentencio.
Menos ser celestial, lo que provoca.
La fantasmal crisálida que evoca
un anónimo beso que potencio.

Atrás veré la muerte donde vaya.
Lejana la panoja de mi verbo.
Perdida la palabra de la aurora.

Al dar por artilugio, la talaya.
Cerca de su sarmiento me conservo.
Obtengo sus medallas de pastora.-

  Amalia Lateano

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