Robémonos,
Como dos adolescentes,
Con el nervio en el pecho
Y en la piel esa urgencia
De la primera vez.
Besémonos,
Con caricias ardientes,
Incendiemos el lecho
Con la loca vehemencia
De nuestra insensatez.
Busquémonos,
Cual si fuéramos ciegos,
A oscuras, con el ansia
De la dicha perdida,
Que enmudezca la voz.
Amémonos,
Como amaban los griegos,
Sin tiempo, sin distancia,
Seamos en esta vida
Sólo un cuerpo y no dos.