No entendí bien.
Al principio era murmullo,
cómo cosas cayendo,
y humedad.
En un momento logré mirarte, en medio del alboroto, estabas desfigurado, poseído, habitado por otro.
Lo terrible es que eras vos,
no eras otro.
Vos, a quien había confiado todo,
y ahora ardías en llamas.
Y te me viniste encima como un proyectil.
No se si algo de lo que hice o dije puede haber desatado esta tormenta.
No entiendo si es mi culpa.
No llego a pensar mucho.
Tu puño es veloz.
Grito apenas.
No tengo tiempo.
No puedo entender que esas heridas salgan de la misma boca que lo besos y los poemas. Pierdo la vista entre tanto desamor.
Todo se ve borroso, la imagen, el recuerdo, nosotros juntos, el futuro.
Algo sucede, vos te detenes y yo gano un día más.