Con sus botas y su sombrero, sale mí ranchera...
Con una sonrisa en el rostro, anda por donde quiera...
Cantando y bailando por los campos, mí ranchera.
Montando su caballo, hay que rechula.
Con su madre muy alegre, ella siempre vive.
Con las flores por las tardes, siempre convive.
Si le cuento un chiste, ella me adora.
Si le cuento un poema, ella se enamora.
Tan bonita mí ranchera, con su vestido.
Un besito en sus cachetes, siempre que la miró.
Por las tardes, me encanta visitarla.
Desde lejos con su gran sonrisa, devisarla.
Mi ranchera tan bonita, mi ranchera tan hermosa.
Mi almaa por ti, respira mi ranchera.
Estos versos los escribo para ti...