A través de los barrotes que te quitan la libertad,
Mis ojos se niegan al encuentro de los tuyos.
Se cierran porque saben,
Que cuando vuelva a abrirlos,
No van a querer callarse jamás.
A través de ellos,
Y del sonido de tu recuerdo,
El fuego de extiende en mí bajo vientre;
Un fuego apagado que renace con tu presencia,
Y que mengua día a día,
Como el rabo de un perro
Que espera a su dueño,
Y este nunca llega.
A través de los barrotes te veo,
Lloro y huyo;
Me escondo entre las nubes tormentosas,
Esperando el día en que nuestras alas,
Puedan volver a chocarse,
Cómo en las noches de septiembre.