Con tantas cosas guardadas en casa olvide guardar mis ilusiones. Fijé la vista en una meta redundante y a Fraguas veloces de la carrera mi vista de cristal se derritió. Me guarde para tus canciones. Para los poemas que guardan mil corazones, guarde estocadas infernales en medio de alabanzas angelicales, escondí también mis provisiones, junto a ellas guarde mis emociones, esas que aún estando encerrado no dudaron en servir resignaciones. Hoy en medio de este arduo esmero me guardo a veces y otras ocasiones recortó pedazos de mis sueños, aquellos donde figurarán mil pasiones. . .