MI MANDRÁGORA
Yo te miro y mandrágora te siento,
como un imán que fija mi mirada,
ansiando respirar tu mismo aliento
cual si fuera postrera bocanada.
Tu amor es el veneno que me mata
y es a la vez, la mágica pomada
que mitiga el dolor, que desbarata
el efecto maligno de tu ausencia
y la convierte en esperanza grata.
Es droga que adicciona a tu presencia,
que destroza y a veces, me sublima,
viacrucis de gozo y abstinencia
que me ahoga o me sube hasta alta cima.
Fuera dicha que en las finales horas,
momento en que la vida se termina,
me hallara entre tus manos protectoras,
enredados tú y yo en sutil abrazo
prodigándonos caricias mimadoras,
posara mi cabeza en tu regazo
y fingiendo dormir por un momento
sintiera, de la muerte, el cruel hachazo
sin proferir gemido ni lamento,
renaciendo del Cielo de tus brazos
a besarte por siempre ….. siendo viento.
Jose Cruz Sainz Alvarez