Aún hay algo de ti,
removiendo conciencias,
inerte, fútil, lleno de rabia y dolor.
Dolor que te es única forma de trascendencia,
porque te despojaron de todo,
todo lo que un día fue tuyo se hizo nada,
y nada parecía poder evitarlo.
Sin embargo, sigues en posición de luchador,
porque aún tus restos pelean,
se enfrentan todos los días al tiempo,
a la negrura y encubrimiento,
más de lo que te enfrentaste en vida a la muerte.
¿Dónde estás?
es la pregunta que se hará eternamente,
sin ver respuesta satisfactoria,
hasta que ellos,
a punta de verdades,
o tú,
a punta de pala talvez,
rompan el silencio.
Pues ahora, es el frágil silencio,
que te acogió en sus brazos como si allí pertenecieras,
el que intenta hacerle frente
a todos los que no duermen en paz.
Pasa que te extrañan,
te lo transmito, te añoran.
Sus huesos también se rehúsan a olvidar,
así como los tuyos
a dejar ir la historia que retienen en algún lugar,
ese lugar,
donde intentando callarte y apagar tu espíritu,
te tiraron a morir.