Le escribo poemas, abiertas las ventanas,
con proyectadas palabras,
y luz de mediodía, para ver en sus promesas...
Viviendo en lo que escribo, que no reposa,
gestos y acciones...es mi vida,
en hora y lugar, en cada verso que le evoca...
En cada pregunta sin respuesta,
sintiendo a Dios, que me da el trigo de su victoria,
y del cinto me quita, la violenta espada...
Así que voy avanzando, con terquedad fecunda,
por el folio que en Él sintoniza,
la sutil poesía...su verdad sobre mi alma confesa.