I
Mi nombre es Clodina,
tan hoy cual ayer.
Amo el Paraíso perdido:
de una bestia me enamoré.
Su nombre es Trehuaco,
mitad lobo, mitad perro.
Cuando siento su presencia,
no soy muchacha, sino hembra.
Lubican, amigo querido,
al hurgar mi entrepierna,
los demonios cantan, juegan;
los ángeles trabajan, rezan.
Como es arriba es abajo,
el ángel mira a la mujer.
En el placer de las bestias,
yace la libertad del hombre.
Cánido, predilecto mío
¡tantas lunas en poco tiempo!
Como Claudine de Culam,
sola también. No te olvidaré.
II
Mi nombre es Clodina.
Solo tengo 16 años:
niña casi hecha adulta,
mujer a medio terminar.
La vida no es justa.
Para ti soy un monstruo;
mas eres especista:
comida, abrigo, ciencia, circo.
PETA y ZETA, cara y sello,
viven del amor a los animales.
Bajo la piel del licaón y el cimarrón,
late el corazón... de féminas y males.
Porque no es arriba ni abajo,
zoofilia no es bestialismo,
bestialismo no es zoosadismo,
zoosadismo no es zoofilia.
Porque zoofilia es ser
amiga de los animales,
orgullosa de ser Z,
feliz de ser ZOO.
Siempre ZOO, siempre Z.