Kinmaya

Silencio

 

Amo el silencio. Cuando la vista se me pierde en un mundo de poco sentido y ninguna sustancia, el silencio me lleva de viaje a lugares fantásticos. En el silencio es donde nos encontramos con nosotros solos. Pero si no estamos preparados, este silencio puede ser también muy perturbador.

Hay pensamientos y sentimientos que, en el silencio más absoluto, estallan, y hay otros que se expanden como un eco en el desierto.

Un viaje hacia el silencio es un viaje muy solitario, donde el tiempo se muestra más relativo que nunca, a tal punto, que cuando regresamos, puede engañarnos, y parecer que el tiempo se detuvo, sí, así de solo quedamos, inmersos en el silencio más callado y con un tiempo sin ninguna medida.

Cuando avanzamos en el silencio, la mente se expande inexplicablemente cada vez más y más, los recuerdos van y vienen, y nuestros sentimientos se comienzan a mirar. Algunos recuerdos se pueden retirar, pero otros sentimientos se pueden quedar.

Los recuerdos que se retiran siguen su viaje, otros, se encuentran con algunos sentimientos que no esperaban, y van hacia un pasado que tal vez hacía tiempo no visitábamos, y las puertas cerradas de nuestros más íntimos sentimientos comienzan a abrirse.

El poder que tiene el silencio es absolutamente increíble y misterioso, nuestra mente se alimenta de este silencio, pero también puede ser devorada por él, pues ella, lamentablemente se acostumbró al ruido con el andar del mundo.

En este silencio también vemos personas, pero nadie puede hablarnos, porque aquí el único que habla eres tú, es como vagar en el universo, podrás lograrlo, pero no podrás comunicarte con nadie. Podremos explorar cualquier lugar en la tierra acompañado, pero en tu silencio, existirás solo tú.

El futuro en este silencio, también tiene su camino, pues en este silencio los grandes pensadores encontraron sus ansiadas respuestas, que luego mostraron al mundo, ellos podían vivir en sus mentes, y volver al mundo con conocimientos increíbles. Ellos podían estar mucho tiempo en silencio, ya que sus mundos lo contenían todo.

El silencio, es meditar, es el lugar donde nos encontramos con las personas que ya se fueron, es donde la magia anida, la fantasía se divierte, los arboles hablan, donde el amor vive, donde rezamos, donde nuestra desesperanza se duerme, los duendes hablan, el niño juega, y donde los cantos de las hadas nos llevan a esos bosques encantados.

Pero para este viaje hacia el silencio debemos estar preparados, pues si vamos a estar mucho tiempo, puede ser también muy perturbador, de lo contrario, deberíamos bajarnos en la primera estación más cercana, y esperar el próximo tren.

 

Amo tanto el silencio, porque esta es la única oportunidad que tenemos de ser nosotros mismos, aquí no existe más nadie, es un lugar increíble.

Cuando el mundo me aburre, me bajo, no es tan difícil; la distancia solo es un silencio.

En el silencio reside una enorme fortaleza que nos hace sabiamente pensar; antes de decir lo que deberíamos callar.