Todo el que lo busque
Puede pernoctar
Pero pocos han de hallar
La razón del insomnio.
Eternos desvelados
Saturninos y noctámbulos
No tienen paz, tienen excusas,
Que sin ascuas vespertinas
Los despiertan.
No son pulgas
Son culpas que los pican
Y calmos dormirse
Les prohíben.
Ansiolíticos recetados
Para autores de delitos,
Nunca sabrán
Lo que es saborear
El óptimo somnífero:
Una consciencia pulcra.
Libre de cargo y culpa
Liviana en los sueños,
Que con el alba se levanta
Risueña en los sesos,
Con serenidad hasta en los huesos.
Y la ausencia de arrepentimiento
Por haber obrado en lo correcto.
Mi onírico, tanto mágico
Como profético en sus vaticinios,
Es un mundo idílico.
Todo el que lo trate
Puede dormitar
Pero pocos encontrarán
Un edén en estado REM,
Paraísos al soñar.
JULIETA IALLORENZI
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